Quienes no habitaron en la capital del país cuando fue gobernada por el Presidente López Obrador, o son demasiado jóvenes, posiblemente no recordarán que, igual que ahora, hizo una conferencia diaria cada uno de los días en que estuvo al frente de la administración del entonces Distrito Federal.
Ello convirtió al ya de por sí controvertido político en un líder sin precedentes, a quien esperaban habitantes de la capital, de otros estados e incluso de otros países. Recuerdo con claridad cómo gente de Guatemala lo esperaba afuera del palacio de gobierno para solicitarle gestiones, independientemente de que pudiera o no resolverlas.
El Presidente escuchó a todas las personas, ayudó o instruyó para que se les ayudara a todas las que pudo, y explicó con tranquilidad que no podía ayudar en los casos en los que su administración no podía intervenir.
Durante todos esos años, varios personajes de la derecha intentaron contrarrestar este ejercicio primero, tratando de ocultarlo, y después, tratando de imitar el ejercicio (obvio, sin lograrlo). Para tener éxito, se necesita la perseverancia que la derecha no tiene, pero el Presidente sí.
Algunos fuimos testigos de esas conferencias entre 2000 y 2005, y ahora, a nivel nacional, las conferencias del Presidente se convirtieron en un fenómeno, colocándose en el segundo lugar del ranking de streamers de habla hispana a nivel mundial. No ha habido una sola persona en este país que no haya visto al menos un fragmento de una mañanera, pero estar ahí es otra cosa.
Y es que yo no podía irme sin estar presente, como simple espectadora, en una de sus clásicas conferencias; e tiempo se agotaba, cada vez estaba más cerca la última y yo seguía sin poder asistir… Hasta que lo logré por fin.
Estar en una mañanera no es lo mismo que verla por la pantalla; hay una sensación de calidez, tal vez por la presencia de todos los que ahí se dan cita todas las mañanas; se sientan, algunas se van maquillando, otros van revisando las redes; otros más van editando y subiendo las frases a sus respectivos blogs…
Están los que transmiten todo completo, sin cortes, a sus plataformas; están los que prefieren ir tomando notas para hacer después una nota… Hay tantas formas de periodismo, todas ahí, en la cita puntual con el Presidente que cambió, incluso, la forma de comunicar.
Y sí, ahí estuve yo.
