Entrar a la Mañanera

Quienes no habitaron en la capital del país cuando fue gobernada por el Presidente López Obrador, o son demasiado jóvenes, posiblemente no recordarán que, igual que ahora, hizo una conferencia diaria cada uno de los días en que estuvo al frente de la administración del entonces Distrito Federal.

Ello convirtió al ya de por sí controvertido político en un líder sin precedentes, a quien esperaban habitantes de la capital, de otros estados e incluso de otros países. Recuerdo con claridad cómo gente de Guatemala lo esperaba afuera del palacio de gobierno para solicitarle gestiones, independientemente de que pudiera o no resolverlas.

El Presidente escuchó a todas las personas, ayudó o instruyó para que se les ayudara a todas las que pudo, y explicó con tranquilidad que no podía ayudar en los casos en los que su administración no podía intervenir.

Durante todos esos años, varios personajes de la derecha intentaron contrarrestar este ejercicio primero, tratando de ocultarlo, y después, tratando de imitar el ejercicio (obvio, sin lograrlo). Para tener éxito, se necesita la perseverancia que la derecha no tiene, pero el Presidente sí.

Algunos fuimos testigos de esas conferencias entre 2000 y 2005, y ahora, a nivel nacional, las conferencias del Presidente se convirtieron en un fenómeno, colocándose en el segundo lugar del ranking de streamers de habla hispana a nivel mundial. No ha habido una sola persona en este país que no haya visto al menos un fragmento de una mañanera, pero estar ahí es otra cosa.

Y es que yo no podía irme sin estar presente, como simple espectadora, en una de sus clásicas conferencias; e tiempo se agotaba, cada vez estaba más cerca la última y yo seguía sin poder asistir… Hasta que lo logré por fin.

Estar en una mañanera no es lo mismo que verla por la pantalla; hay una sensación de calidez, tal vez por la presencia de todos los que ahí se dan cita todas las mañanas; se sientan, algunas se van maquillando, otros van revisando las redes; otros más van editando y subiendo las frases a sus respectivos blogs…

Están los que transmiten todo completo, sin cortes, a sus plataformas; están los que prefieren ir tomando notas para hacer después una nota… Hay tantas formas de periodismo, todas ahí, en la cita puntual con el Presidente que cambió, incluso, la forma de comunicar.

Y sí, ahí estuve yo.

2024: El verdadero Grito de los Libres es con AMLO

Este 15 de septiembre de 2024, el Presidente López Obrador encabezó lo que fue su último Grito de Independencia, el verdadero Grito de los Libres, que superó las expectativas de todos quienes fuimos testigos, abarrotando el Zócalo para verlo por última vez, entre lágrimas de felicidad y de tristeza, al tomar esta ceremonia como despedida.

Aquí les dejamos una galería que refleja lo que se vivió esta histórica noche.

¿Cómo va la entrega de pensiones del Bienestar? Aquí te contamos

Una de las características de este gobierno, es la cobertura de pensiones y becas para la gente menos favorecida. Con ello, el Presidente López Obrador cumplió ampliamente su lema de campaña: “por el bien de todos, primero los pobres”, y de paso demostró que ayudar a quienes menos tienen, redunda en un beneficio para todas y para todos.

Aquí te mostramos cómo va el trabajo de la Secretaría del Bienestar.

AMLO y la vida pública de México

Quienes apreciamos a AMLO nos hemos ido sumando a su movimiento desde hace más de una década.
Su forma de hacer política, tan poco convencional para los tiempos en que empezó a hacerla, le pusieron un reflector encima que solo fue opacado a lo largo de todos estos años, por la luz propia del tabasqueño, al que no le preocupó ser quien era, hablar “mocho”, “comerse” las eses, usar términos “pueblerinos”… todo aquello que se veía mal en un político, que debía ser casi un virrey, refinado…
Andrés Manuel vino a romper esquemas, pero no sólo el de la imagen presidencial, sino también en la forma de hacer comunicación política.
El Presidente da contenido hasta para las revistas del corazón, pero sin descuidar los medios políticos, sociales, económicos, etc.
Y es muy normal que ahora estén asustados los que estaban acostumbrados a que todo fuera como antes, “como debe ser”. Sus esquemas son demasiado rígidos, acartonados, no alcanzan a comprender que el Presidente más querido en la historia de este país, lo es justamente por haber roto esos esquemas, por demostrar que un Primer Mandatario puede ser sensible, empático y trabajar desde temprano y hasta tarde, más de cinco días a la semana. O sea, puede ser como cualquier otra persona con un trabajo común.


Para hacer su trabajo, el López Obrador no necesita parafernalia, no necesita guaruras. Hoy, en México, el Presidente es un hombre común, con una visión de Estado mucho más amplia que la de cualquier integrante de la derecha, y la diferencia radica justamente ahí: mientras que Andrés Manuel va más allá, sin miedo a los cambios, es el conservadurismo el que le teme a mover algo, y prefiere acoplarse a lo que ya está hecho, fusionarse con esa retórica arcaica, encontrar lo mullido de la podredumbre en vez de limpiar el espacio; la derecha le tiene miedo a lo desconocido.
Hoy, López Obrador nos deja la vara muy alta, no solo a los presidenciables o funcionarios públicos, sino a nosotros, a la sociedad que conforma esta gran nación.
Hoy tenemos la responsabilidad de seguir construyendo y reconstruyendo el espacio público, el entorno, la vida pública, y justo ahí está la responsabilidad de todos, incluso del conservadurismo, porque para que una nación crezca, se necesita una oposición pensante, ni siquiera digo que grande, simplemente capaz de entender cuál es su papel, retomar con responsabilidad su cargo de representante de ese conservadurismo y, lejos de seguirlo engañando con historias de terror, se dé a la tarea de construir una propuesta política que le dé un poco de futuro.